lunes, 4 de enero de 2016

Mi abuela "española"

Poco antes de Navidades visitamos a unos amigos que nos invitaron a cenar en su casa. Él en un momento de la velada, nos explicó que por parte de madre descendía de un español de la Armada Invencible que sobrevivió al naufragio de su barco en la costa norte de Antrim, en Irlanda del Norte. Y fruto de ello en esa rama de su familia habían miembros que físicamente parecían más españoles que irlandeses; y como prueba de lo que decía, acto seguido nos enseñó una foto de su abuela: en efecto, aquella anciana no parecía una típica irlandesa, tenía rasgos más bien mediterráneos, pues era morena de piel y tenía las cejas muy negras y pobladas. Si le ponías un pañuelo negro en la cabeza, pensé, podía pasar por una abuela de las Urdes extremeñas... Increíble. La conciencia del origen español de uno de sus ancestros había pasado de generación en generación en la familia, desde aquel fatídico año de 1588 para la flota española, la Felicísima Armada tal como la había llamado el mismo Felipe II. Casi nada. A pesar de lo extraordinario y curioso de dicha historia, no me sorprendió del todo, pues desde que vivo en el Ulster, he detectado una fuerte presencia de lo español en la memoria popular irlandesa. Se afirma, por ejemplo, que en el Oeste de Irlanda hay mucha gente morena que desciende de los supervivientes de la Armada invencible, de aquellos soldados y marineros que no se ahogaron al naufragar sus barcos y que después lograron escapar de los ingleses y sus colaboradores, quienes ahorcaban a todo español que pillaban. Lo explicado por Edmund, por tanto, venía a corroborar dicha teoría. España fue para los irlandeses de los siglos XVI y XVII un referente de gran importancia, poniendo en nuestro país todas sus esperanzas de liberarse de los ingleses opresores, que les robaban sus tierras y los perseguían por ejercer su fe católica. Ellos, tan pobres, poco podían ofrecer a los españoles, dueños de un vasto imperio, pero su sincero catolicismo despertó entre ambas naciones una corriente de simpatía que, a mi entender, aún perdura. Nos podríamos extender en más detalles sobre batallas perdidas y riquezas rescatadas de los barcos españoles: cañones de gran potencia, puertas de madera ricamente labradas... Pero lo esencial es ver como se creó un poso en la memoria popular irlandesa que hace relacionar toda riqueza y exotismo de su pasado con la Armada Invencible y lo español, de la misma manera que en España se relacionaba lo antiguo y desconocido con el paso de los moros por nuestras tierras. Y para probarlo explicaré dos anécdotas recogidas de la boca de una tía de mi mujer, una anciana de 87 años del condado de Down: según ella, su apellido Doyle (palabra gaélica que significa "extranjero oscuro") demuestra que desciende de españoles y es por ello que su piel era más morena; esta teoría, sin embargo, no es del todo correcta pues si bien Doyle sí que significa eso, en realidad designaba a los vikingos daneses que llegaron a Irlanda, cuyo pelo era más oscuro que el de los vikingos procedentes de Noruega, más rubios. También afirma que una de las joyas más emblemáticas de Irlanda, el anillo de Claddagh, que se entrega a las chicas como símbolo de noviazgo, amor o arra nupcial, proviene de España, de la Armada Invencible. Yo nada sabía de dicho anillo, a parte de verlo prendido en un jersei de mi mujer y de lo que su tía le había explicado, pero busqué información sobre él y resultó ser un anillo que se diseñó en Galway en el siglo XVII y que lleva asociado una leyenda sobre un irlandés que emigró a las Indias Orientales y fue capturado por un orfebre musulmán de Argelia. Todo esto no quita veracidad a la posible ascendencia española de Edmund. Estaría bien investigarlo, pues teniendo en cuenta los datos que nos dió, su antepasado podría ser perfectamente uno de los cinco supervivientes de la galeaza española La Girona, de la escuadra de Nápoles, que se hundió el 26 de octubre de 1588 en Lacada Point, cerca de la calzada del Gigante, en la costa de Antrim. Parte de sus restos se conservan en el Ulster Museum de Belfast. Recomiendo mucho visitarlos.