lunes, 23 de octubre de 2017

Ser católico en el Ulster (II)

Después de abordar este tema desde el punto de visto más religioso, lo enfocaremos ahora des de un punto de vista más político y cultural. En primer lugar diremos que en Irlanda del Norte, la población católica vota casi mayoritariamente al Sinn Feinn (partido nacionalista pro-irlandés, republicano y de izquierdas, conectado con el antiguo IRA) o al SDLP, también nacionalista pro-irlandés, pero socialdemócrata y de talante más moderado a la hora de resolver los conflictos con los partidos unionistas pro-británicos (DUP y UUP), que votan los protestantes. Esta división religioso-política tiene profundas raíces históricas cuya explicación es bastante sencilla: los católicos son descendientes de la población autoctona irlandesa, que hasta principios del siglo XVII era la mayoritaria en el Ulster. Sin embargo, a raíz de la sublevación de los jefes gaélicos y su posterior derrota, el rey de Inglaterra decidió poner fin al asunto trayendo colonos escoceses e ingleses, a los que cedió las tierras arrebatadas a los clanes rebeldes (O'Neill y O'Donnell). Esto se refleja en el hecho de que, hoy en día, las mejores tierras de cultivo están en manos de los protestantes, mientras que los católicos suelen habitar las tierras más pedregosas e improductivas. Esta colonización trajo la paradoja de que la parte de Irlanda más apegada a sus raíces gaélicas pasó de la noche a la mañana a ser la más ferozmente británica, tal como se vió cuando se proclamó la independencia de Irlanda en 1922, pues la población del Ulster, entonces mayoritariamente protestante, se negó en redondo a separarse de Londres.

Los siglos XVII y XVIII significaron una fuerte represión del catolicismo en Gran Bretaña e Irlanda. En el Ulster, como en otras partes de la isla, las misas se hacían a escondidas. En las zonas rurales las llamaban "Mass rocks" (Misas de las rocas), pues se llevaban a cabo en los bosques u otros sitios lejos de la vigilancia de las autoridades británicas. No pocos sacerdotes y obispos fueron sorprendidos y ejecutados, algunos de manera bárbara como el obispo de Down y Connor, Cornelius O'Devany. Fue en esos siglos que los católicos se convirtieron en ciudadanos de segunda clase y, a pesar de que en el siglo XIX llegó la apertura y la tolerancia, los católicos del Ulster continuaron siendo discriminados hasta bien entrado el siglo XX. Aún en los años 60 y 70 no podían acceder a según qué trabajos. El impacto de esa discriminación se ve reflejado en un leyenda sobre la construcción del Titanic en Belfast y su hundimiento: en dicho barco, como en otras grandes empresas, sólo trabajaban protestantes y según se dice, los obreros, mientras golpeaban los tornillos del gigantesco trasatlántico, cantaban "No Pope, no Pope", es decir, "No al Papa" o bien "No tenemos Papa". El barco de lujo zarpó y, como todos sabemos, se hundió de una manera trágica. Pues bien, la leyenda explica que las luces del Titanic, una vez ya estaba sumergido, reflejaron en la superficie la frase "NO POPE". El sectarismo contra los católicos había acabado de mala manera.

La marginación de los católicos estuvo, indudablemente, en el origen del sangriento conflicto que asoló el Ulster en los llamados "The Troubles", que duraron 30 años, de 1968 a 1998. Los atropellos que sufrían eran una consecuencia de la mentalidad que tenían muchos protestantes de Irlanda del Norte, fruto de siglos de dominación supremacista británica. Hoy en día las cosas han cambiado mucho, ya no existe esa discriminación y son frecuentes los matrimonios entre miembros de ambas comunidades. Pero los católicos continuan de un modo u otro orgullosos de su fidelidad a Roma, tal como se comprueba en algunas parroquias cuando reciben la visita del obispo: engalanan el exterior del templo con la bandera vaticana, blanca y amarilla. Aunque ya no asiste tanta gente a misa como antes, la mayoría de las familias suelen bautizar a sus hijos, que luego toman la comunión en los colegios de confesión católica conectados con parroquias y congregaciones. Los colegios, católicos o protestantes, están abiertos a todo el mundo sin distinción, pero son los padres quienes por su adscripción religiosa los llevan a uno u otro sitio. Hay que destacar al respecto que existen los colegios integrados, cuya titularidad es mixta y en ellos se mezclan alumnos de una u otra confesión. Hoy en día no es raro ver a profesores protestantes trabajando en colegios católicos, y al revés también pasa. (Seguiremos)


martes, 4 de julio de 2017

Ser católico en el Ulster (I)

Redentorista mostrando el horario de misas
de la novena de Clonard (West Belfast)
Al convivir un tiempo entre los católicos de Irlanda del Norte se aprecian una serie de costumbres que a los ojos de un español son ciertamente llamativas. La religiosidad en estas tierras es bastante más elevada que en España, o al menos que en Cataluña. Debe estar en los niveles que teníamos en la Península en los años 60-70 del siglo XX, aunque también empieza a decaer. Aún así, es sorprendente ver las iglesias bastante llenas y a muchos matrimonios jóvenes con sus niños. Los católicos suelen enviar los hijos a colegios de titularidad católica, mientras que los protestantes los envían a colegios protestantes. De estos años a esta parte se han creado algunas escuelas integradas en las que los alumnos de las diferentes confesiones religiosas están mezclados. Es bajo la tutela de los colegios, adscritos muchos de ellos a las parroquias, que los niños hacen la catequesis y la Primera Comunión. Aquí hay que destacar la importancia que se le da a la Primera Confesión, que es un acto multitudinario, casi igual que el de la Primera Comunión, pero sin vestirse de forma especial, sólo con el uniforme del colegio.
             En Semana Santa, mucha gente acude a la misa del Miércoles de Ceniza, donde las cruces trazadas sobre las frentes de los feligreses son bastante grandes. Algunos las lucen incluso en el trabajo y en las calles. Otro detalle es que al acabar la misa el sacerdote suele ponerse a la salida y saluda con un apretón de manos a los parroquianos, con quienes departe unos instantes. En cuanto a los entierros, muchas familias aún velan al difunto en casa, donde va  la gente a darles el pésame a la vez que entrega a la familia una tarjeta o postal de misa (Mass card) que han encargado (y pagado) por el alma del fallecido. A tal efecto se coloca al pie del ataúd un atril pequeño donde se van amontonando dichas Mass card que van trayendo los familiares y amigos. También es costumbre sacar el féretro a hombros y llevarlo hasta la iglesia en comitiva, o al menos un buen trecho. Incluso algunos niños y niñas se santiguan al ver pasar al cortejo fúnebre. En los pueblos pequeños y áreas rurales es tradición invitar a todos los vecinos a un almuerzo, casi una comida. Yo asistí a un funeral en que dicho convite se llevó a cabo en una sala o pabellón municipal donde al menos había 200 personas.La música en las ceremonias religiosas importantes como son los entierros está muy bien cuidada, no es extraño contratar a un pequeño conjunto que incluye cantante, guitarras y hasta gaitas irlandesas (diferente a la escocesa). Muchas parroquias cuentan con coros parroquiales y pianista cuyo nivel musical es realmente notable. Hay que apuntar aquí que la música ocupa un lugar destacado en la educación y no pocos niños saben tocar el violín y el piano.
         También llama la atención que en misa la gente sigue atentamente el ritual leyendo la hoja que se recoge a la entrada. Otro evento destacable es el día de los difuntos que se realiza en el mes de junio aunque cada parroquia elige un día según su conveniencia. Las familias acuden casi de forma masiva al cementerio a rezar el rosario dirigidos por el párroco, que recorre todas las tumbas (en tierra, los nichos son desconocidos) echándoles agua bendita. También hay que destacar la novena que se lleva a cabo durante una semana del mes de junio en el monasterio que tienen los redentoristas en Clonard, West Belfast. Miles de personas abarrotan cada día las misas (diez cada día) en que la predicación la hace algún religioso o laico invitado, incluso algún pastor (o pastora) protestante. Está dedicada a la Virgen del Perpetuo Socorro, a la que la gente escribe peticiones en unos papelitos que introducen en unos cajones de madera. A buen seguro que, entre otros factores, la persecución a la que fueran sometidos los católicos del Ulster durante varios siglos ayudó a reforzar el aprecio que sienten por su fe, aunque, como ocurre en otros lugares de Europa, la modernidad y la plaga de la pederastia han hecho mella en el prestigio de la Iglesia. A pesar de ello, los sacerdotes siguen siendo muy respetados por la mayoría de irlandeses y su aprecio por el Papa y por Roma late aún con fuerza en estas "tierras de frontera".

viernes, 5 de mayo de 2017

A place in the sun (un lugar en el sol)

Esta primera semana de mayo esta siendo espléndida, todos los días soleados y de cielo limpio y azul, algo poco habitual en estas latitudes. Por eso he pensado que lo mejor es hablar de la gran dependencia que existe en Irlanda y en todas las islas británicas del sol mediterráneo. Es sorprendente para un español ver como aquí están familiarizados con muchos puntos de nuestra geografía y como a menudo se escapan a España, donde no pocos poseen una casa o apartamento. Los lugares más frecuentados son Málaga y sus alrededores, Alicante (Torrevieja, etc.), Murcia, las Islas Canarias, las Baleares y también las ciudades de Barcelona y Sevilla. Incluso he conocido a una señora que tiene una casa en Cabra (Córdoba), lo que me sorprendió pues no es una población que esté junto al mar. A veces es difícil entender a qué ciudad se están refiriendo pues pronuncian los nombre españoles a su manera, comiéndose las vocales finales y con graves dificultades para decir la jota: así, Tenerife se convierte en Teneríf y para decir Mijas se las ven y se las desean. Tengo un conocido que pasa temporadas en Málaga para aprender español conviviendo con los autóctonos. Y otro hace turismo muy a menudo por toda España, de Andalucía a Castilla, pasando por Alcalá de Henares, ciudad de la que me habló muy bien y donde yo nunca he estado. Cuando se refieren a una casa unifamiliar, con piscina, etc. hablan de una "villa" pronunciado "vila" y para decir paella dicen "paela". Algunos creen que los españoles siempre comemos al estilo tapas y otros también creen que nuestra comida es tan picante como la mejicana, punto que he tenido que desmentir en varias ocasiones. Aquí también hablan de "patio" para referirse, efectivamente, a un patio o zona exterior de una casa, palabra que ha sido totalmente adoptada por los locales. Ya para acabar, mencionaré un programa del canal 4 británico: "A place in the sun" (Un lugar en el sol). En él se ayuda a la gente a encontrar un apartamento o casa en un país de clima soleado. El catálogo de propiedades que ofrece la web del programa está encabezado por España, con 28.525, Francia, con 22.433, Portugal, con 9.701 e Italia, con 3.768. De lejos les siguen Grecia, Chipre, Turquía, Florida, etc. Es curioso reproducir lo que se dice en la presentación de nuestro país: "Por todos sus problemas económicos de los últimos años, vivir y comprar una propiedad en España es fácil. Es un país moderno con un sistema sanitario y educativo de primera clase y unas modernas infraestructuras. Usted puede pasar sin hablar español si no lo desea y encontrará fácilmente una comunidad de expatriados en cualquier rincón del país. Elegir dónde comprar su casa en España será su mayor problema. Hay diez islas para elegir, las Baleares en el Mediterráneo o las Canarias en el Atlántico. Donde quiera que usted decida, seguramente tendrá buenas opciones de compra. España es notoria por haber construido demasiadas casas y apartamentos en los años del auge inmobiliario y no poder venderlas."