martes, 4 de julio de 2017

Ser católico en el Ulster (I)

Redentorista mostrando el horario de misas
de la novena de Clonard (West Belfast)
Al convivir un tiempo entre los católicos de Irlanda del Norte se aprecian una serie de costumbres que a los ojos de un español son ciertamente llamativas. La religiosidad en estas tierras es bastante más elevada que en España, o al menos que en Cataluña. Debe estar en los niveles que teníamos en la Península en los años 60-70 del siglo XX, aunque también empieza a decaer. Aún así, es sorprendente ver las iglesias bastante llenas y a muchos matrimonios jóvenes con sus niños. Los católicos suelen enviar los hijos a colegios de titularidad católica, mientras que los protestantes los envían a colegios protestantes. De estos años a esta parte se han creado algunas escuelas integradas en las que los alumnos de las diferentes confesiones religiosas están mezclados. Es bajo la tutela de los colegios, adscritos muchos de ellos a las parroquias, que los niños hacen la catequesis y la Primera Comunión. Aquí hay que destacar la importancia que se le da a la Primera Confesión, que es un acto multitudinario, casi igual que el de la Primera Comunión, pero sin vestirse de forma especial, sólo con el uniforme del colegio.
             En Semana Santa, mucha gente acude a la misa del Miércoles de Ceniza, donde las cruces trazadas sobre las frentes de los feligreses son bastante grandes. Algunos las lucen incluso en el trabajo y en las calles. Otro detalle es que al acabar la misa el sacerdote suele ponerse a la salida y saluda con un apretón de manos a los parroquianos, con quienes departe unos instantes. En cuanto a los entierros, muchas familias aún velan al difunto en casa, donde va  la gente a darles el pésame a la vez que entrega a la familia una tarjeta o postal de misa (Mass card) que han encargado (y pagado) por el alma del fallecido. A tal efecto se coloca al pie del ataúd un atril pequeño donde se van amontonando dichas Mass card que van trayendo los familiares y amigos. También es costumbre sacar el féretro a hombros y llevarlo hasta la iglesia en comitiva, o al menos un buen trecho. Incluso algunos niños y niñas se santiguan al ver pasar al cortejo fúnebre. En los pueblos pequeños y áreas rurales es tradición invitar a todos los vecinos a un almuerzo, casi una comida. Yo asistí a un funeral en que dicho convite se llevó a cabo en una sala o pabellón municipal donde al menos había 200 personas.La música en las ceremonias religiosas importantes como son los entierros está muy bien cuidada, no es extraño contratar a un pequeño conjunto que incluye cantante, guitarras y hasta gaitas irlandesas (diferente a la escocesa). Muchas parroquias cuentan con coros parroquiales y pianista cuyo nivel musical es realmente notable. Hay que apuntar aquí que la música ocupa un lugar destacado en la educación y no pocos niños saben tocar el violín y el piano.
         También llama la atención que en misa la gente sigue atentamente el ritual leyendo la hoja que se recoge a la entrada. Otro evento destacable es el día de los difuntos que se realiza en el mes de junio aunque cada parroquia elige un día según su conveniencia. Las familias acuden casi de forma masiva al cementerio a rezar el rosario dirigidos por el párroco, que recorre todas las tumbas (en tierra, los nichos son desconocidos) echándoles agua bendita. También hay que destacar la novena que se lleva a cabo durante una semana del mes de junio en el monasterio que tienen los redentoristas en Clonard, West Belfast. Miles de personas abarrotan cada día las misas (diez cada día) en que la predicación la hace algún religioso o laico invitado, incluso algún pastor (o pastora) protestante. Está dedicada a la Virgen del Perpetuo Socorro, a la que la gente escribe peticiones en unos papelitos que introducen en unos cajones de madera. A buen seguro que, entre otros factores, la persecución a la que fueran sometidos los católicos del Ulster durante varios siglos ayudó a reforzar el aprecio que sienten por su fe, aunque, como ocurre en otros lugares de Europa, la modernidad y la plaga de la pederastia han hecho mella en el prestigio de la Iglesia. A pesar de ello, los sacerdotes siguen siendo muy respetados por la mayoría de irlandeses y su aprecio por el Papa y por Roma late aún con fuerza en estas "tierras de frontera".

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