lunes, 1 de enero de 2018

Ser católico en el Ulster (III)

Para acabar con esta serie, dedicaremos la entrada a contar algunas anécdotas que reflejan la convivencia, no pocas veces conflictiva, de la dicotomía religiosa y cultural en Irlanda del Norte. La primera ocurrió en un vecindario rural del condado de Down. Resulta que una mujer protestante iba por las granjas pidiendo dinero para la celebración del cumpleaños de la reina Elizabeth II. Ya se sabe que los protestantes del Ulster son muy devotos de la monarquía británica, casi más que los propios ingleses. Pues bien, dicha mujer llamó a la puerta de una vecina católica y le dijo: -Señora Tal, ¿querría hacer un donativo para el cumpleaños de la Reina?-. Y dicha señora le contestó, ni corta ni perezosa: -Lo siento, pero yo sólo tengo una reina y es la que está en los cielos-. Se refería, claro está, a la Virgen María por quién los católicos sienten una gran devoción, en contraste con los protestantes, que no le dan tanta importancia.
En este misma área un granjero protestante se casó con una católica. No cabe decir que hasta hace pocos años estos matrimonios mixtos eran más bien raros, pues cada comunidad se cuidaba muy mucho de emparentarse con los que habían sido enemigos acérrimos por las razones que ya hemos explicado. Como decíamos, se casaron pero llegó un momento en que la madre del hombre amenazó a su hijo con desheredarle si su mujer no se convertía al protestantismo. La nuera obedeció a su suegra y, cosas de la vida, o de la fe del converso, pasó a ser una protestante fanática, lo que aquí llaman "bitter" (amargada, resentida) por su furibundo anticatolicismo.
Finalmente, explicaremos otra historia de fanatismo religioso que tuvo lugar también en el condado de Down. Un granjero protestante que destacaba por su odio a todo lo católico, hizo un día una gran hoguera y mientras la contemplaba, afirmó: -Este fuego iría muy bien para quemar en él a un cura católico. Se dice que al cabo de un tiempo dicho granjero murió de accidente, curiosamente abrasado. Y que después se produjeron en esa casa más muertes en extrañas circunstancias, por lo que la gente ya no va a vivir a ella pues consideran que está maldita.


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