viernes, 19 de junio de 2015

La cultura del "fuego"

Ahora que ya se acaba el frío y llega, en teoría, el verano, voy a abordar en esta entrada lo que he venido a denominar la cultura del "fuego", o sea, todo lo que rodea el uso y disfrute de los fuegos de tierra, hogares o chimeneas, lo que en catalán se llama "llar de foc". En estas tierras del norte de Irlanda, poco soleadas y poco calurosas, cada casa dispone de, al menos, una chimenea. Y debido a que el invierno es largo y frío (aunque no excesivamente frío si lo comparamos con otras latitudes), las chimeneas son muy usadas y por ello hay toda una industria desarrollada alrededor de ellas. Por supuesto que en España, y concretamente en Barcelona y su provincia, muchas casas disponen de fuegos, como sucede en casa de mi madre; aún recuerdo cuando a finales de septiembre mis padres hacían venir un camión cargado hasta los topes con leña de carrasca (encina) y era descargada en la cuesta del garaje. Era toda una fiesta que anunciaba la llegada del invierno. Luego teníamos que entrarla y colocarla bien apilada en el garaje, cosa que no se hacía en una hora. Pero volviendo a las tierras de San Patricio, al poco de estar aquí observas que hay una gran oferta de distintas clases de carbón (coal), de leña (logs) empaquetada en sacos e incluso de bolsas de astillas de madera (kindling) para encender el fuego. Por supuesto que también se venden pastillas para este fin, aunque mucha gente recurre al más barato papel, reciclado de sobres, cartas de publicidad, facturas viejas, etc. Otro combustible que  se utiliza a veces es la turba, antaño muy común (y que según me han comentado huele muy bien), así como una especie de tacos grandes de conglomerado hechos a partir del serrín o algo parecido. En cuanto al carbón, hay que anotar que lo hay de clases y marcas muy variadas pero lo más destacable es que en ciudades como Belfast, para evitar la contaminación, solo está permitido quemar carbón "smokeless", es decir, carbón que no produce humo; cuesta más de quemar que el carbón normal, que se utiliza más en las zonas rurales y hace mucha más brasa. Lo más moderno, sin embargo, es disponer de un hogar artificial en que ves arder carbón pero que en realidad es una imitación muy perfeccionada, alimentada a base de gas natural; una solución para aquellos que no quieran gastar tiempo limpiando cenizas ni yendo a buscar leña y carbón a cualquiera de los numerosos puntos de venda. En fin, que en los días fríos y lluviosos (y a menudo ventosos) de otoño e invierno, en incluso en plena primavera, tener un buen fuego en casa es una de las delicias que se pueden disfrutar en Irlanda, junto a una buena sopa y una buena conversación.

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