Pinzón, pinsà, chaffinch |
Esta primavera está siendo magnífica en Irlanda. Desde finales de marzo, justo cuando empezó el confinamiento, estamos disfrutando de un tiempo inmejorable, soleado casi todos los días. Abril casi no llovió y lo que llevamos de mayo solo medio día. Para un español, es el tiempo ideal aunque muchos agricultores ya empiezan a quejarse pues necesitan agua para asegurar las cosechas de patatas y cebada. Yo he aprovechado para salir a pasear un poco cada día. Es una suerte pasar el lockdown en el campo, donde tienes la oportunidad de hacer excursiones sin encontrarte casi a nadie. Cada vez que salgo me llevo mi monocular Gosky que me regalaron para mi cumpleaños y así aprovecho para dar rienda suelta a una de mis aficiones favoritas: observar los pájaros silvestres. Ya sea por la mañana pronto, con la fresca, o a media tarde con un poco más de calor (no mucha, pues aquí la máxima que alcanzamos son los 20-21º) he tenido el placer de disfrutar de la maravillosa variedad de cantos así como de la vista de aves tan variadas como el herrerillo (blue tit, mallerenga blava), que muchas mañanas merodean por el manzano que hay enfrente de casa; el petirrojo (robin, pit-roig), bastante abundante; el jilguero (goldfinch, cardelina en Aragón y cadernera en catalán); el pinzón (chaffinch, pinsà), la golondrina (swalow, oreneta), etc. También corren por aquí el escribano (yellow hammer, verderola) y el camachuelo común (bull finch, pinsà borroner), pero aún no los he visto con mis propios ojos. A parte de ellos abundan las urracas (magpie, garsa, picaraza), la paloma salvaje (stock dove, tudó), el estornino (starling, estornell) y otros.